martes, 29 de marzo de 2016

Auguste Comte

AUGUSTE COMTE (1798 – 1857)

Comte no hace más que resumir ideas ya circulantes en su tiempo e integrarlas a un discurso pomposamente "totalizador". Sin Saint-Simon y sus intuiciones quedaría muy poco de Comte, cuya tarea fundamental consistió en depurar al saintsimonismo de sus tensiones utopistas y enfatizar sus contenidos conservadores. El objetivo de sus trabajos -Curso de filosofía positiva (1830-1842) y Sistema de política positiva (1851-1854)- es contribuir a poner orden en una situación social que definía como anárquica y caótica, mediante la construcción de una ciencia que, en manos de los gobernantes, pudiera reconstruir la unidad del cuerpo social. Su deuda con de Bonald y de Maistre era explícita, pero del mismo modo que Saint-Simon, difería con "la escuela retrógrada" en cuanto no creía en la posibilidad de una restauración puntual de "l'ancien régime". (El antiguo régimen).

El rasgo principal que distingue a Comte de Saint-Simon es que se fija más en la nueva sociedad científica, más que en la sociedad industrial. Se distinguió de su maestro en que para él la explicación del porque la sociedad está tan alejada del modelo ideal no reside en problemas estructurales. Para Comte el problema es que la educación y los valores provocan los desgarros y las divisiones. Por tanto su propuesta fue la utilización de la "física social", más tarde Sociología, aplicando un tratamiento científico a los problemas sociales. Quizá en este comienzo de la Sociología, Comte fue algo ingenuo en sus planteamientos, pero sin duda fue uno de los precursores de esta ciencia social. Cabe destacar que las teorías de Comte tienen un carácter fuertemente eurocentrista.

Comte incorpora a su discurso la idea de la evolución y del progreso, pero, en tanto conservador, suponía que los cambios debían estar contenidos en el orden. La sociedad debía ser considerada como un organismo y estudiada en dos dimensiones, la de la Estática Social (análisis de sus condiciones de existencia; de su orden) y la de la Dinámica Social (análisis de su movimiento; de su progreso). Orden y Progreso se relacionan estrechamente. El primero es posible sobre la base del consenso, que asegura la solidaridad de los elementos del sistema. El segundo, a su vez, debe ser conducido de tal manera que asegure el mantenimiento de la solidaridad, pues de otro modo la sociedad se desintegraría.

Tal conocimiento permitiría a los gobernantes acelerar el progreso de la humanidad dentro del orden. La nueva política positiva sólo podría ser aplicada por una élite autoritaria; así, Comte habría de enviar su libro al zar Nicolás I de Rusia, "jefe de los conservadores de Europa", señalándole que sus teorías estaban básicamente pensadas para la autocracia. El mismo Comte se autoproclamó, hacia el final de sus días, como el papa de una nueva religión, la positiva.

En esta línea, la filosofía de Comte posee una clara intención de reforma social en el contexto de las consecuencias de la Revolución Francesa. Comte postula que la reforma no puede realizarse exitosamente sino precede una reforma teórica. Comte opone el ‘orden’ a la ‘revolución’ lo cual lo aproxima a los filósofos de la Restauración, pero se separa de ellos a buscar el orden en el ‘progreso’, no en la vuelta al pasado.

Es posible que sea Augusto Comte quien mejor represente al positivismo, tanto que podría ser considerado su fundador.

En la teoría sociológica se discute el Positivismo sobre todo desde Comte, quien, de acuerdo con las necesidades técnicas y económicas de la antigua burguesía liberal y de los inicios de la sociedad industrial, quería desligar la Sociología como ciencia positiva, de la Metafísica filosófica y de la tradición místico-religiosa (ciencia negativa)

El Positivismo, desde entonces, renuncia a las grandes interpretaciones y a los intentos de valorar las estructuras sociales y los procesos evolutivos. Intenta más bien, bajo el principio de la neutralidad axiológica y basándose en los métodos de las ciencias de la naturaleza, comprender “objetivamente” el ser social en sus distintas dimensiones y variables.

El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo, desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.

En conjunto, la ciencia positiva, puede describirse por proponer un nuevo modelo de racionalidad científica; mantenerse dentro del terreno de los ‘hechos’, entendiendo esto último no tanto los datos inmediatos de los sentidos sino las relaciones entre dichos datos, esto es las ‘leyes’ científicas. Las leyes dejan de ser ‘hechos’ para transformarse en ‘generalizaciones a cerca de los hechos; el agnosticismo, se desprecia la metafísica en tanto que considera incognoscible todo lo que se encuentra más allá de los hechos; la ciencia es la única guía para la humanidad y tomando los ideales de la ilustración, confía en el progreso indefinido; el valor de la ciencia se subordina a la función práctica del saber y es relativizado en su sentido histórico; y representa la ideología burguesa en tanto defiende el utilitarismo.

Puede afirmarse así que los ideales del positivismo coinciden parcialmente con los de Bacon, quien intentó recoger los primeros resultados de la revolución industrial. Pero el positivismo fue también un intento para remediar los conflictos sociales del siglo XIX.

Hay, en el positivismo, una relación notable con el empirismo, en tanto valoran la información que proviene de la experiencia. Pero hay una clara diferencia, para el positivismo es, sin dudarlo, un realismo: los sentidos toman contacto con la realidad y las leyes de la naturaleza expresan con conexiones ‘reales’ y no simplemente hábitos subjetivos.

Uno de sus aportes más significativos, y que hasta la actualidad es usado por la totalidad de sociólogos, es lo referente a la metodología sociológica.

Comte identificaba explícitamente 3 métodos sociológicos básicos, 3 modos fundamentales de hacer investigación social con el fin de obtener un conocimiento empírico del mundo social real, estos son: La observación, que dice, debe hacerse guiada por una teoría y, una vez hecha, debe ser conectada con una ley; La experimentación, la cual considera más adecuada para otras ciencias que para la Sociología, la única excepción posible la constituye un experimento natural en el que las consecuencias de algo que sucede en un lugar, son observadas y comparadas con las condiciones en lugares en los que un evento así no sucedió; finalmente, La comparación, que Comte la divide en 3 subtipos: comparación de las sociedades humanas con la de los animales inferiores, comparación de las sociedades en diferentes zonas del mundo, y, comparación de los diferentes estadios de las sociedades en el transcurso del tiempo.

Aunque Comte escribió sobre la investigación, generalmente se dedicó a una especulación o teorización dirigida a descubrir las leyes invariantes del mundo social.

En realidad, la idea de evolución es la del desarrollo sucesivo de un principio espiritual de acuerdo con el cual la humanidad pasaría por tres etapas, la teológica, la metafísica y la positiva. Esta última sería capaz de sintetizar los polos de orden inmóvil y de progreso anárquico que caracterizaron a las dos primeras etapas. La etapa positiva marcaría según Comte la llegada al estadio definitivo de la inteligencia humana y colocaría, en una nueva categorización jerárquica de las ciencias, a la sociología en la cima de ellas. La sociología o física social, esto es, "la ciencia que tiene por objeto el estudio de los fenómenos sociales considerados con el mismo espíritu que los astronómicos, los físicos, los químicos o los fisiológicos, es decir, sujetos a leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento es el objeto especial de investigación".

La humanidad en su conjunto y el individuo como parte constitutiva, está determinado a pasar por tres estadios sociales diferentes que se corresponden con distintos grados de desarrollo intelectual: el estadio teológico o ficticio, el estadio metafísico o abstracto y el estadio científico o positivo.

Este tránsito de un estadio a otro constituye una ley del progreso de la sociedad, necesaria y universal porque emana de la naturaleza propia del espíritu humano. Según dicha ley, en el estadio teológico el hombre busca las causas últimas y explicativas de la naturaleza en fuerzas sobrenaturales o divinas, primero a través del fetichismo y, más tarde, del politeísmo y el monoteísmo. A este tipo de conocimientos le corresponde una sociedad de tipo militar sustentada en las ideas de autoridad y jerarquía.

En el estadio metafísico se cuestiona la racionalidad teológica y lo sobrenatural es reemplazado por entidades abstractas radicadas en las cosas mismas (formas, esencias, etc.) que explican su por qué y determinan su naturaleza. La sociedad de los legistas es propia este estadio que es considerado por Comte como una época de tránsito entre la infancia del espíritu y su madurez, correspondiente ya al estadio positivo. En este estadio el hombre no busca saber qué son las cosas, sino que mediante la experiencia y la observación trata de explicar cómo se comportan, describiéndolas fenoménicamente e intentando deducir sus leyes generales, útiles para prever, controlar y dominar la naturaleza (y la sociedad) en provecho de la humanidad. A este estadio de conocimientos le corresponde la sociedad industrial, capitaneada por científicos y sabios expertos que asegurarán el orden social.




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