martes, 29 de marzo de 2016

Ludwig Wittgenstein

Ludwig Wittgenstein (1889-1951)

El pensamiento filosófico de Wittegenstein suele dividirse en dos períodos: el primero gira en torno a su primer trabajo, el Tractatus lógico filosófico, publicado en 1923, donde adoptaba un punto de vista lógico para el escrutinio del lenguaje. El segundo trabajo se trato sobre las investigaciones filosóficas, publicadas de manera póstuma en 1953, donde llega al convencimiento de que el punto de vista adecuado es de carácter pragmático; no se trata de buscar las estructuras lógicas del lenguaje, sino de estudiar como aprendemos a hablar y para qué nos sirve. Éstos dos trabajos son tan diferentes, que a veces se habla de un primer Wittgenstein o Wittgenstein del tractatus y de un segundo Wittgenstein o Wittgenstein de las investigaciones. En cuanto al filósofo Heidegger, estuvo orientado por la filosofía del sentido del ser, realiza su análisis existenciario ontológico del hombre, esto se le convierte en una herramienta hermenéutica  de la existencia humana comprender significa entender. El lenguaje configura su esencia y también la condiciona, no se sitúa bajo la analítica existencial sino bajo la ontología del lenguaje. Gadamer es el filósofo creador de la teoría de la hermenéutica dentro de un espacial desarrollo ontológico e histórico en el que busca destacar el acontecer de la verdad y el método necesario para llegar a ese acontecer; el aporte de este filósofo con respecto a la hermenéutica fue su visión como metodología universal y forma lógica superior que precede a comprender los métodos particulares de la ciencia. Fue un estudioso de los textos y afirma que éstos se interpretan a través de la historia. 


WITTGENSTEIN Y LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE

Ludwig Wittgenstein nació en Viena el 26 de abril de 1889, de Karl y Leopoldine Wittgenstein. Fue el más joven de ocho hijos, nacido en una de las familias más prominentes y ricas del Imperio austrohúngaro. Sus abuelos paternos, Hermann Christian y Fanny Wittgenstein (que era una prima primera del famoso violinista Joseph Joachim), eran ambos nacidos en familias judías pero más tarde convertidas alprotestantismo, y después de que se trasladaran de Sajonia a Viena en los años 1850, asimiladas en las clases profesionales protestantes vienesas.

El padre de Ludwig, Karl Wittgenstein, se convirtió en un industrial e hizo su fortuna con el hierro y el acero. A finales de los años 1880, Karl controlaba un monopolio efectivo sobre los recursos del hierro y el acero dentro del imperio y fue uno de los hombres más ricos del mundo. Finalmente, Karl transfirió mucho de su capital a propiedades inmobiliarias, acciones de capital, metales preciosos y reservas de divisas extranjeras, que estaba esparcido a través de Suiza, Austria, los Países Bajos y América del Norte. Por consiguiente, la riqueza colosal de la familia fue aislada de las crisis de inflación que siguieron en los años posteriores.

La madre de Ludwig, Leopoldine Kalmus, nació de un padre judío y una madre católica, y era una tía del ganador del premio Novel Friedrich  Hayek  por parte materna. A pesar de la conversión al protestantismo de sus abuelos paternos, los hijos de los Wittgenstein fueron bautizados como católicos romanos, la fe de su abuela materna, y Ludwig recibió un entierro católico romano después de su muerte.

Ludwig creció en un hogar que proporcionaba un ambiente excepcionalmente intenso para la realización artística e intelectual. Sus padres eran aficionados a la música y todos sus hijos tuvieron dotes intelectuales y artísticas. El hermano mayor de Ludwig, Paul Wittgenstein se convirtió en un pianista concertista de fama mundial. La casa de los Wittgenstein atraía a gente culta, especialmente a los músicos. La familia recibía visitas frecuentes de artistas como Gustav Mahler. Toda la educación musical de Ludwig sería muy importante para él. Incluso utilizó ejemplos musicales en sus escritos filosóficos. Otra no tan afortunada herencia que pudo haber tenido fue la tendencia al suicidio: tres de sus cuatro hermanos varones se quitaron la vida.


Wittgenstein mantuvo una posición muy crítica sobre sus colegas filósofos e incluso sobre lo que podían opinar de él otras figuras del ámbito científico. En sus opiniones, como siempre, no se mordía la lengua:

Me es indiferente que el científico occidental típico me comprenda o me valore, ya que no comprende el espíritu con el que escribo. Nuestra civilización se caracteriza por la palabra progreso. El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin en sí.

En 1919 renunció a la parte de la fortuna familiar que había heredado cuando su padre murió. El dinero fue dividido entre sus hermanas Helene y Hermine y su hermano Paul, y Wittgenstein insistió que le prometieran que nunca se lo devolverían.



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