EDITH
STEIN (1891- 1942)
Santa Teresa Benedicta de la Cruz; Breslau, Auschwitz. Filósofa y religiosa alemana de origen judío que fue víctima de la barbarie
nazi, tras producir importantes obras teológicas. Perteneciente a una familia
judía, se convirtió al catolicismo, adoptando el nombre de Teresa Benedicta de
la Cruz al tomar los hábitos, y descubrió a Tomás de Aquino, Duns Escoto y San
Juan de la Cruz. Su obra filosófica constituye un nexo fundamental entre el
cristianismo y la fenomenología de Husserl, de quien fue discípula. Su
tesis El ser finito y el ser eterno, escrita en 1933, no fue publicada
hasta 1950.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz [Edith Stein]
Hija de una familia hebrea practicante, fue educada según las
tradiciones de su pueblo y su religión; no obstante, pronto perdió la fe de sus
antepasados, a pesar de lo cual conservó un ideal moral intenso. Sedienta de
verdad, se dedicó todavía muy joven a los estudios filosóficos. Frecuentó la
Universidad de su ciudad natal y las de Gotinga y Friburgo de Brisgovia. En
esta última fue discípula del filósofo Edmund Husserl, y luego de haberse
graduado en filosofía (1916), auxiliar del mismo durante breve tiempo.
Tras la muerte de un colega suyo, Adolf Reinach, vivió en casa de su
viuda y se encargó de la ordenación de los textos del difunto. Allí se relacionó
por vez primera con un cristianismo vivo, en el seno de una familia duramente
probada por el dolor. El contacto con Max Scheler y, finalmente, la lectura de
la Vida de Santa
Teresa de Ávila la ayudaron a convencerse de la verdad del
catolicismo. El primer día del año 1922 recibió el bautismo y asumió el nombre
de Theresia Hedwig.
Entre 1923 y 1931 enseñó en el Instituto de Santa Magdalena de
Speyer, perteneciente a la orden dominicana, y vivió junto a las monjas como
una de ellas. En 1932 fue llamada al Instituto Germánico de Pedagogía
Científica de Münster. Su actividad pública, sin embargo, se vio bruscamente
interrumpida por el principio de la persecución contra los judíos,
circunstancia que Edith Stein consideró propicia para la realización de un
sueño acariciado hacía ya largo tiempo y para ofrecerse a Dios por la salvación
de su pueblo; y así pidió, con una humildad conmovedora, ser admitida en el
convento de carmelitas de Köln-Lidenthal. En el acto de la toma de hábito
(abril de 1934) le fue impuesto el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz.
Durante el período 1930-33 se había dedicado a los temas de
pedagogía y formación femenina. Los textos de estos años, junto con un breve
ensayo sobre Santa Isabel de Hungría, fueron reunidos en el
volumen Formación y vocación de la mujer (1949). En el curso del
primer año de vida carmelita escribió La oración de la
Iglesia y El misterio de Navidad, dos interesantes opúsculos llenos
de profundo y genuino sentimiento religioso. Luego, por consejo de sus
superioras, compuso la monumental obra El ser finito y el ser
eterno (1950), en la que examina todo lo creado e increado para llevar a
cabo una síntesis entre Santo
Tomás de Aquino y la filosofía moderna; en cuanto a esta última dio
una preferencia singular a la ideología de la escuela fenomenológica de Husserl.
En la obra "Ser finito y Ser Eterno", E. Stein nos induce
a presuponer que el concepto de
verdad es la convergencia sintética del Aristotelismo, Tomismo y de la Fenomenología:
la verdad es el Ser mismo que se abre espacio, que se revela, que se
manifiesta, que se descubre, a la inteligencia humana.
Contexto en el cual vivió
Edith Stein "judía, conversa, carmelita, importante filósofa
cristiana, mártir", nació el 12 de octubre de 1891 en Breslau. En la
familia era la menor de cinco hermanas y dos hermanos. Su padre,
Siegfrid Stein, era comerciante mayorista en maderas y murió siendo ella
todavía una niña.
Su madre, Augusta Courant de Stein, logró con gran energía y esmero
hacer del negocio familiar, que el padre había dejado endeudado, una compañía
de prestigio. Ella misma una judía de arraigadas convicciones, llevaba una vida
de profunda piedad y gran fidelidad a la ley. Edith
Stein, en cambio,
se había alejado ya en sus años de estudiante de la fe judía. "En aquellos
años", dice ella, "abandoné conscientemente y por propia decisión el
hábito de rezar". Edith era una niña muy alegre y despierta y fue siempre
una alumna excelente. También como estudiante universitaria destacó sobre los
demás estudiantes debido a su extraordinario talento. En Breslau y Gotinga
estudió letras germánicas, historia y sociología;
su preocupación principal fue, sin embargo, la filosofía, cuyos estudios
concluyeron con exámenes brillantes.
Como segunda característica de la joven Edith se puede mencionar el
apasionado interés por
los acontecimientos políticos de su tiempo y
su pronunciada conciencia de responsabilidad
social. Con insospechado énfasis se comprometió en la lucha por la igualdad de
los derechos de
la mujer y
nunca pudo aceptar una actitud indiferente frente a los acontecimientos
sociales y políticos de su época. Ya durante su primer semestre en la universidad se
dedicó a dar cursos complementarios para trabajadoras y empleadas en la organización que
se podría considerar precursora de la actual universidad popular alemana.
Siempre le estuvo agradecida al estado alemán,
pues éste le posibilitaba, a través de la universidad, descubrir los tesoros de
la sabiduría humana y en gesto generoso se decidió a hacer de su profesión un
acto de servicio al pueblo. En sus escritos se puede entrever cuán
profundamente la conmovieron los sucesos bélicos que acosaban a su patria.
Tanto, que se comprometió activamente en la primera guerra mundial y en la
segunda hizo entrega valiente de su propia vida. En 1915 interrumpió sus
estudios, inició su aprendizaje como
ayudante de enfermería en
la Cruz Roja y trabajó en un hospital de prevención de epidemias; en 1916
trabajó como suplente en una escuela secundaria
de Breslau.
Principales aportes a la filosofía
La filosofía de Edith Stain es una combinación original de
fenomenología y pensamiento escolástico.
Para Edith S. La feminidad nos ofrece una misión excelsa: Llevar a
plenitud los valores humanos que hay en uno mismo y en los otros. Dice que
la misión de la mujer es: Ser instrumentos
en las manos de Dios y realizar su obra en el lugar donde Él nos coloca. Si la
cumplimos, entonces realizamos lo mejor de nosotras para nuestro ambiente y,
por consiguiente, también para todo el pueblo”. (“ Valor de la feminidad para
la vida del pueblo”).
Su preocupación por la mujer nace de la conciencia que tiene de la
dignidad humana, la cual se basa en la
afirmación del hombre como imagen de
Dios o como ella solía expresar: El ser finito participa del ser eterno de
Dios. Veía la maternidad como una participación en la obra creadora del Padre,
de otra forma se desnaturaliza su valor
original; sin embargo, hoy en día se la tiende a ver como una carga o
como un problema que hay que evitar.
Para Edith Stein la misión-vocación de la mujer en el mundo es muy importante , dice que la
ausencia de la mujer y de sus valores propios pone en peligro la realización de
la misma humanidad, y también ayuda a
comprender lo que el mundo y la Iglesia han perdido en su historia por mantener
discriminada a la mujer.
Otra aportación de Edith
Stein es su concepto de ser humano,
este es un ser capaz de Dios.
Descubrió que la verdad del hombre existe, es real y que está en lo
más profundo de cada persona y esto constituye su dignidad y la base de su
felicidad y plenitud (esta es una
aportación fundamental teresiano –sanjuanista). Hoy día en este mundo que
vivimos aquí en Europa materialista, consumista y racionalista, la visión del hombre que nos ofrece Edith choca
e interroga. Yo diría que da la respuesta al vacío existencial de esta forma de
vida.
Pensamiento principal del filosofo
El pensamiento de Edith Stain surge en la encrucijada de las
corrientes filosóficas del primer tercio de siglo, que tratan de repensar la
realidad histórica, cuestionada por el drama de la primera guerra mundial
(1914-1918). Ella participa en esta guerra como enfermera auxiliar en un
hospital militar austriaco (1915), mientras prepara su tesis
doctoral de Filosofía, bajo la dirección de
Edmund Husserl. En la segunda guerra mundial (1940-1945), donde ella misma es
víctima. Si en la primera lo hace prestando un servicio en
la segunda lo hace entregando su vida. Es la mejor confirmación de que su
pensamiento filosófico no es ajeno a la vida; no es una abstracción de la
realidad, sino la inmersión más profunda de ella.
Desde su condición de filósofa y posteriormente cristiana, se siente
protagonista de la historia. Participa de lleno en los acontecimientos,
tratando de reconciliarlos por los caminos de la verdad y de la convivencia
humana; primero, desde las exigencias de la racionalidad filosófica; segundo,
desde las exigencias de la fe cristiana.
Esta condición no responde, a dos etapas de su vida, sino a dos
perspectivas que en ella se complementan y se potencian. Como Edith Stein,
desde su condición de filósofa en el ámbito de la fenomenología, se va abriendo
progresivamente a la verdad como fenómeno cristiano; y el descubrimiento de la
verdad de la fe redimensiona su pensamiento filosófico, dando paso a nuevos
horizontes y dejándose cuestionar por nuevas experiencias de vida.
Por eso este tipo de planteamiento nos concientiza sobre un tópico
que ha tenido, tiene y tendrá vigencia mientras el ser humano siga buscando:
una razón, un camino o una finalidad que explique o al menos justifique su
tránsito terreno. Específicamente nosotros hipotéticos conductores de almas nos
abrimos nuevos horizontes en el manejo de nuestra verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario