miércoles, 30 de marzo de 2016

Juan Pablo II

JUAN PABLO II (1920- 2005)

(Wadowice, Cracovia, 1920 - Roma, 2005) Sacerdote polaco, de nombre Karol Wojtyla, elegido Papa en octubre de 1978 mientras ocupaba el puesto de cardenal-arzobispo de Cracovia; fue primer pontífice no italiano en más de cuatro siglos.

Era hijo de un oficial de la administración del Ejército polaco y de una maestra de escuela. De joven practicó el atletismo, el fútbol y la natación. Fue también un estudiante excelente, y presidió diversos grupos estudiantiles. Desarrolló, además, una gran pasión por el teatro, y durante algún tiempo aspiró a estudiar Literatura y convertirse en actor profesional.

Durante la ocupación nazi, compaginó sus estudios y su labor de actor, con el trabajo de obrero en una fábrica, para mantenerse y para evitar su deportación o encarcelamiento. Fue miembro activo de la UNIA, organización democrática clandestina que ayudaba a muchos judíos a encontrar refugio y escapar de la persecución nazi.


Juan Pablo II

En tales circunstancias, la muerte de su padre le causó un profundo dolor. La lectura de San Juan de la Cruz, que entonces buscó como consuelo, y la heroica conducta de los curas católicos que morían en los campos de concentración nazi fueron decisivas para que decidiera seguir el camino de la fe. Mientras se recuperaba de un accidente, el futuro pontífice decidió seguir su vocación religiosa, y en 1942 comenzó sus estudios sacerdotales. Ordenado sacerdote el 1.º de noviembre de 1946, amplió sus estudios en Roma y obtuvo el doctorado en Teología en el Pontifico Ateneo Angelicum. De regreso a Polonia, desarrolló una doble tarea, por un lado pastoral, llevada a cabo en diversas parroquias obreras de Cracovia, y por otro lado intelectual, impartiendo clases de Ética en la Universidad Católica de Lublin y en la Facultad de Teología de Cracovia.

En 1958 fue nombrado auxiliar del arzobispo de Cracovia, a quien sucedió en 1964. Ya en esa época, era un líder visible que a menudo asumía posiciones críticas contra el comunismo y los funcionarios del gobierno polaco. Durante el Concilio Vaticano II destacó por sus intervenciones sobre el esquema eclesiástico y el texto sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo.

En 1967 el Papa Pablo VI lo nombró cardenal, y el 16 de octubre de 1978, a la edad de cincuenta y ocho años, fue elegido para suceder al papa Juan Pablo I, fallecido tras treinta y cuatro días de pontificado. De este modo, se convirtió en el primer Papa no italiano desde 1523 y en el primero procedente de un país del bloque comunista.

Desde sus primeras encíclicas, Redemptoris hominis (1979), y Dives in misericordia(1980), exaltó el papel de la Iglesia como maestra de los hombres y destacó la necesidad de una fe robusta, arraigada en el patrimonio teológico tradicional, y de una sólida moral, sin mengua de una apertura cristiana al mundo del siglo XX. Denunció la Teología de la Liberación, criticó la relajación moral y proclamó la unidad espiritual de Europa.

El 13 de mayo de 1981 sufrió un grave atentado en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde resultó herido por los disparos del terrorista turco Mehmet Ali Agca. A raíz de este suceso, el Papa tuvo que permanecer hospitalizado durante dos meses y medio. El 13 de mayo de 1982 sufrió un intento de atentado en el Santuario de Fátima durante su viaje a Portugal. Sin embargo, el pontífice continuó con su labor evangelizadora, visitando incansablemente diversos países, en especial los pueblos del Tercer Mundo (África, Asia y América del Sur).


Contexto en el cuál vivió

¿Cómo fue la vida de Karol Wojtyla de joven sacerdote y obispo?
Al poco tiempo de su ordenación obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Si en filosofía se especializó en la ética de Max Scheler, en teología lo hizo en nuestro místico español San Juan de la Cruz. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de ética en la Universidad Católica de Lublin y en la Universidad Estatal de Cracovia. Junto a la docencia ejerció una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre.

Con 38 años fue consagrado Obispo Auxiliar del Administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del Episcopado Polaco. Participó activamente en el Concilio Vaticano II, especialmente en las comisiones responsables de elaborar las constituciones Lumen Gentium y Gaudium et Spes. Con el fallecimiento, en 1964, de Monseñor Baziak, Wojtyla ocupó la sede de Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convierte a Cracovia en Arquidiócesis. Durante su labor como Arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.


Principales aportes a la filosofía

Las aportaciones de Juan Pablo II al pensamiento filosófico contemporáneo

Sería imposible en estas páginas enunciar y mucho menos explicar todas las aportaciones filosóficas en las enseñanzas de Juan Pablo II. Sin embargo, a modo de ejemplo quisiéramos señalar algunos temas, y especialmente aquellos que muestran la presencia del enfoque personalista y fenomenológico en el interior de la enseñanza pontificia.

• Todo hombre es filósofo.

Todo hombre es filósofo nos recuerda la Fides et Ratio. No hay persona en la que no tomen parte las afirmaciones sobre el sentido de la vida o de la muerte, la pregunta por el dolor humano o por el significado de su acción diaria..
El Papa tiene especial interés en sobrepasar la desconfianza de la razón. Este optimismo proviene de la mirada creyente sobre el mundo. La persona no se abre a la trascendencia, sino que nace abierta a ella.

• El concepto de "filosofía cristiana".

La noción de "filosofía cristiana" no debe ser mal interpretada: con ella no se pretende aludir a una filosofía oficial de la Iglesia, puesto que la fe como tal no es una filosofía. Con este apelativo se quiere indicar más bien un modo de filosofar cristiano, una especulación concebida en unión vital con la fe. No se hace referencia simplemente, pues, a una filosofía hecha por filósofos cristianos, que en su investigación no han querido contradecir su fe. Hablando de filosofía cristiana se pretende abarcar todos los progresos importantes del pensamiento filosófico que no se hubieran realizado sin la aportación, directa o indirecta, de la fe cristiana. 

• La Persona y su comunión.

La creación del hombre es un acto comunional (de las Personas divinas) que hace radicar justamente la imagen y semejanza de lo humano con Dios en su carácter relacional. El Papa insistirá en esta idea posteriormente en Mulieris dignitatem: el fundamento de la imagen y semejanza con Dios no es sólo la razón y la voluntad libre - como sostiene, entre otros, Santo Tomás de Aquino - sino la constitutiva ordenación del varón a la mujer y de la mujer al varón. Para Juan Pablo II, el ser humano ha sido creado como "unidualidad relacional".

• La subjetividad del trabajo y de la sociedad.

En ella expone la prioridad del hombre como sujeto de la acción humana y su consecuencia metodológica: la acción como camino para entender a la persona. Utilizar la acción como vía para comprender mejor qué significa ser persona es posible debido a que toda actividad transeúnte posee una dimensión intransitiva sin la cual no puede apreciarse el actuar humano en sentido estricto. de la subjetividad personal y social.

• La norma personalista de la acción.

Karol Wojtyla en su obra Amor y responsabilidad realiza una amplia relectura de la segunda modalidad del imperativo categórico kantiano. Para nuestro autor es imposible explicar la autoteleología de la persona si ésta no es propiamente un fin. Justamente su condición de fin es la que permite entender que la persona es "digna", es decir, posee un valor absoluto incuestionable. Este valor es el fundamento y origen de la norma más importante y primaria de todas: Persona est affirmanda propter seipsam¡ Hay que afirmar a la persona por sí misma y nunca usarla como medio¡ Karol Wojtyla denomina a este imperativo moral: norma personalista de la acción. Es curioso que justamente una de las Encíclicas de Juan Pablo II más fuertemente acusadas de ser - según algunos de sus críticos - una regresión neo-tomista sea precisamente el documento en el que la norma personalista de la acción campea en todo su planteamiento y en su formulación explícita. Nos referimos a la Encíclica Veritatis Splendor. En ella el fundamento de la moral no es un cierto código heterónomo, una exposición teórica de "valores" o una suerte de ideal de decencia preconcebido. El fundamento de la moral cristiana es el encuentro con una presencia.

• Apertura a la modernidad.

Al Papa no le incomoda referirse aún en documentos magisteriales a autores tan variados cómo: Carl Gustav Jung, Rudolf Otto, Paul Ricoeur, C. S. Lewis o Max Scheler. Todos ellos son mencionados en las catequesis sobre el amor humano. Él mismo reconocerá con gran libertad en la Encíclica Fides et ratio la aportación de Antonio Rosmini, John Henry Newman, Vladimir S. Soloviov, Jacques Maritain y Edith Stein, entre otros. En Cruzando el umbral de la esperanza, el Papa mostrará su admiración hacia Martín Buber y Emmanuel Levinas. También serán muy conocidas sus palabras al elogiar a figuras como Maurice Blondel 9 y al ya mencionado Paul Ricoeur 10 por sus aportaciones al diálogo entre la fe y la razón. En resumen, otra contribución filosófica de Juan Pablo II es precisamente el tener una lectura analítica y diferenciada de la modernidad, basada en un auténtico amor a la verdad.

Es preciso reconocer que Juan Pablo II ha contribuido sin dudas a renovar el pensamiento filosófico contemporáneo. "La perfección del hombre no está en la mera adquisición del conocimiento abstracto de la verdad sino que consiste también en una relación viva de entrega y fidelidad hacia el otro". 


Pensamiento principal del filósofo

Recordar que Karol Wojtyla-Juan Pablo II se expresa dramática, filosófica y religiosamente nos permite apreciar un doble fenómeno: por una parte es cierto que el Papa al enseñar y actuar en medio del mundo lo hace como Sucesor de Pedro, buscando custodiar el depósito de la fe y teniendo como punto de referencia fundamental la Revelación, la Tradición y el Magisterio precedente. Estos parámetros hacen que sus palabras no puedan ser interpretadas simplemente como la continuación orgánica de su pensamiento anterior sino que hoy están pronunciadas desde una sede «sui géneris» que es la propia de quien es Vicario de Cristo. Sin embargo, por otra parte, no podemos ignorar que el muy particular bagaje humano, intelectual y espiritual de Karol Wojtyla subyace en todo su ejercicio como Papa y es parte del gesto providencial con el que Dios cuida a su Iglesia y al mundo.
               
Es un hecho, por lo tanto, que existe un especial fenómeno de continuidad y discontinuidad entre Karol Wojtyla y Juan Pablo II. 










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